A lo largo de la historia, esta plaza ha formado parte de
los enclaves privilegiados de la ciudad de Sevilla, puede que incluso pudo
formar parte del Foro Imperial de la Híspalis romana.
Prueba de que este enclave siguió siendo centro de la vida
urbana durante la etapa andalusí, es la construcción en el 829, de la antigua
mezquita mayor, sobre los restos de la antigua basílica. El edificio fue
mezquita mayor de la ciudad hasta 1184, año en el que fue construida la nueva
mezquita mayor hoy Catedral.
Cuando los cristianos
conquistaron Sevilla, la mezquita de Ibn Adabbas era el segundo centro
religioso de la ciudad, por lo que los nuevos gobernantes permitieron que
siguiera siendo mezquita para uso de los musulmanes hasta 1340, fecha en la que
instaló en ella la parroquia del Salvador. Los cristianos para mantener ese
rango de segundo edificio religioso de la ciudad, le dieron el carácter de
Iglesia Colegial.
En cuanto al uso de la Plaza, al
estar tan cercana a la mezquita aljama, atrajo constantemente público y
actividades extraeconómicas. La Plaza desempeño un papel crucial en la vida
Sevillana andalusí.
Las primeras referencias
literarias tienden a identificarla como Plaza del Cementerio o del Cementerio
del Salvador, denominación que decae a mediados del siglo XV para adoptar la de
San Salvador.
A partir del siglo XIV, se
documenta que una parte del espacio público fue utilizado como cementerio y
durante siglos estuvo sin urbanizar, aunque ya desde finales del siglo XV el
resto del espacio aparezca enladrillado y posteriormente empedrado.
Debido a la costumbre
generalizada en el Occidente cristiano de enterrar a los difuntos en lugares
sagrados intramuros, se dieron lugar la aparición de multitud de epidemias y
falta de salubridad.
Los dos edificios singulares de
la plaza del Salvador son la Iglesia del Divino Salvador y el Hospital de
Nuestra Señora de la Paz.
Presentando un aspecto muy
distinto del que hoy vemos, esta plaza estuvo desde principios del siglo XV
rodeada de soportales y la parte que comunicaba con la actual calle Álvarez
Quintero estaba cerrada. El centro de la Plaza, circundado por un murete,
estaba muy rebajado, descendiéndose a él por unos escalones. Los soportales
eran de pies de madera y posteriormente fueron sustituidos por columnas de
mármol.
Estos soportales que estaban en
todos los frentes de la Plaza permanecieron hasta finales del siglo XIX, de los
cuales en la actualidad solo permanecen en uno de los flancos sirviendo de
“techo” a populares tabernas y comercios.
Esta céntrica Plaza del Salvador
gozó siempre del privilegio de ser un espacio por donde transcurría o tenía
lugar grandes celebraciones vinculadas a la ciudad.
Desde mediados del siglo XX hasta
nuestros días, la Plaza del Salvador se representa básicamente como ha llegado
hasta hoy, con una hilera perimetral de arbolado y la mayor parte de la
superficie adoquinada.
Jose Antonio Jarana Boy _ Nazaret Pérez García