Continuando con el análisis de la plaza, observamos acciones que dotan al espacio de unas series de cualidades, entendiéndolo como un lugar donde inmortalizares, gracias a una fotografía. Un espacio donde sentarse a observar, como si de un graderío de un teatro se tratase, los habitantes se sientan relajados observando el paso del tiempo reflejado en la rutina diaria de la gente que por ahí pasa.
Un lugar para pasear y disfrutar con la familia. Un lugar para el comercio, para la interacción entre vendedor y posible consumidor. Para compartir el tiempo y la experiencia.
Un lugar donde perderse y encontrarse. La plaza de la Encarnación adopta el papel de elemento distinguido en el centro de Sevilla. Como el uso antiguo de los menhires, "la plaza de las setas" nos ayuda a situarnos rápidamente en el territorio, a entenderlo y a medir el espacio tiempo entre los diversos destinos a los que dirigimos nuestras vidas.
Francisco Javier Romero Milla
Manon Deneef
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