Introducción histórica Alameda de Hércules
La historia de la Alameda comenzó cuando se decidió desecar el antiguo
cauce de un brazo menor del río Guadalquivir, un espacio que, procedente
de la Barqueta, atravesaba el casco urbano amurallado, ampliado en época
almorávide (s. XI) y llegaba hasta el barrio del Arenal. El espacio yermo del
antiguo cauce fue ocupado después por la Alameda, la Plaza Nueva y
numerosas vías públicas y edificios. En 1574 el conde de Barajas drenó con
acequias los terrenos donde se iba a construir la alameda, los cuales
frecuentemente estaban inundados con las aguas que allí se acumulaban de
los asiduos desbordamientos del río, los remanentes de las fuentes públicas
y las aguas residuales de escorrentía, asimismo se construyó un acceso
monumental con dos columnas romanas, lo adornó con estatuas y fuentes,
y lo pobló con hileras de árboles. Nombró a un alguacil que lo vigilara;
encomendó el riego y limpieza a los aguadores que vendían el agua de gran
calidad de las fuentes, procedente del manantial del Arzobispo. En uno de
sus extremos se colocaron en 1574 dos columnas procedentes de un templo
romano, muestra de una incuestionable admiración por los restos
arqueológicos romanos, elementos de un edificio todavía conservado en la
calle Mármoles y del que aún existen otras tres columnas en la citada calle.
Sobre las mismas se colocaron dos esculturas realizadas por Diego de
Pesquera, de Hércules (fundador mítico de la ciudad) y Julio César
(restaurador de Híspalis). El primero era una copia del Hércules Farnesio, de
tamaño monumental próximo al real de la copia romana procedente de las
Termas de Caracalla. Esta copia, de 1574, es la primera en mármol de gran
tamaño realizada en Europa del héroe tebano, que tanto éxito tuvo desde
su descubrimiento (1546) de la mayor parte de la pieza escultórica, la cual
estaba incompleta por falta de la cabeza (aparecida en un pozo del
Trastévere, ca. 1550) y piernas (aparecidas en 1560 en las Termas de
Caracalla).3
A pesar de la muralla y de las infraestructuras de drenaje acometidos, la
Alameda siguió constituyendo una de las zonas más inundables de la
ciudad, por su cercanía al río y por su baja cota. A título de ejemplo en el
año 1649, año de la fatídica epidemia de peste que asoló Sevilla, se relata
que la Alameda estaba tan inundada que se navegaba por ella con barcos.4
La Alameda se transformó en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando el
escultor Cayetano de Acosta realizó y erigió en el otro extremo del paseo
otras dos columnas rematadas con leones y escudos representando a
España y Sevilla.
En ella se comenzaron a celebrar las fiestas locales de la velada de San
Juan y San Pedro, en sustitución de las fiestas locales del Corpus Christi.
Estas nuevas fiestas de finales del mes de junio, fueron el precedente de las
después famosas fiestas locales de la feria de Abril.
En 1876 los pedestales de las columnas se protegieron del público con
verjas. En 1885 fue colocada junto a las columnas de los leones una fuente
de mármol, conocida popularmente como "la Pila del Pato", que se
encontraba en el siglo XVI en la Plaza de San Francisco, detrás del
Ayuntamiento. Esta fue luego trasladada a otro lugar de la ciudad y
actualmente está en la plaza de San Leandro. A finales del siglo XIX, la
Alameda presentó su mejor estado siendo convertida en un Paseo lleno de
teatrillos, quioscos y puestos, que desaparecerían tras la Guerra Civil.5
Casa de las Sirenas.
Como edificio relevante se encuentra la Casa de las Sirenas, palacete del
siglo XX, hoy edificio municipal utilizado como centro cívico, en el que se
organizan exposiciones, cursos, talleres y actividades culturales y vecinales.
En las cercanías de la Alameda, en la calle dedicada al Conde de Barajas,
también se encuentra la casa en la que nació el escritor romántico Gustavo
Adolfo Bécquer.
Durante el último cuarto del siglo XX, se celebró un mercadillo, ya
desaparecido. Por la noche es animada zona de copas y restaurantes,
estando casi completamente desaparecida la prostitución por la que fue
famosa durante mucho tiempo y en la que se llegaron a contabilizar 35
prostíbulos, según datos del año 1989.6
En diciembre de 2008, se terminaron oficialmente unas obras de
remodelación urbanística de esta zona. Estas obras han provocado una gran
alteración de los restos de un jardín histórico que, aunque descuidado,
permanecía básicamente inalterado. En las recientes obras se ha restringido
el tráfico de vehículos y se han eliminado el albero que cubrió su suelo
durante el siglo XX y las verjas que protegían del público a los pedestales
de las columnas. También se ha construido en la obra fallida de la estación
de Metro del proyecto de 1977 un tanque o pozo de tormentas, depósito
para recogida de las aguas pluviales de 24 metros de profundidad y una
capacidad de 11 500 m3. El espacio se completó con la instalación de varias
fuentes y surtidores.
MANUEL RODRÍGUEZ CID GRUPO 24