Interesante resulta, en cuanto al análisis de modos de ocupación del espacio público se refiere, el caso de
El Campo de la Cebada. Un caso que no solo invita a reflexionar por su naturaleza, origen y trasfondo, sino que a la par resulta inspirador, ejemplarizante.
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Panorámica del solar de El Campo de La Cebada |
Todo comienza con el derribo en el año 2009 del antiguo
polideportivo de La Latina, anexo al
mercado de la Cebada, en el centro de
Madrid. Como consecuencia de la consabida difícil situación económica que atraviesa el país, cuyos efectos se hacen notar tanto en el nivel de vida del ciudadano de a pie como en la disponibilidad presupuestaria de las instituciones gestoras y política, las obras previstas para otorgar al solar del ya desaparecido polideportivo de su nuevo uso urbanístico fueron irremisiblemente pospuestas por tiempo indetermindo.
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Plano y distribución del solar |
Los vecinos del Distrito Centro se vieron entonces ante la perspectiva de la aparición de un espacio vacío y abandonado en mitad de su ciudad, y decidieron hacer algo al respecto. Con el objetivo de conseguir un espacio público de uso ciudadano abierta a la imaginación y a la participación de todos, un grupo de vecinos con iniciativa fundaron la agrupación bautizada con el nombre "El Campo de la Cebada." Una agrupación basada en el diálogo e intercambio de ideas; forjada mediante frecuentes encuentros y reuniones de sus miembros en bares, calles y lugares públicos; fermentada entre incontables tertulias y tazas de café.
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Mesa redonda de vecinos en los terrenos de El Campo de La Cebada
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Tras un esfuerzo y dedicación encomiables en la consecución de acuerdos y el desarrollo de iniciativas, lograron reunirse con los
Concejales de Participación Ciudadana y de Hacienda del
Ayuntamiento de Madrid y, tras presentarles un proyecto han conseguido la cesión del solar para uso público, hasta el comienzo de las obras del nuevo polideportivo previsto para ese espacio.
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Actividades nocturnas en El Campo de La Cebada |
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Representación teatral de "Don Juán Tenorio"
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Actualmente, tras esa voluntad manifiesta por recuperar ese trocito de ciudad y habiendo hecho honor a ella, en ese solar donde antaño se levantaba un polideportivo y que podría haber terminado como un vacío urbano, nos encontramos con un espacio vivo, habitado, donde se produce una amplia variedad de actividades, que van desde representaciones teatrales hasta talleres, pasando por charlas y debates públicos. Actividades planteadas y promovidas por los propios interesados, los habitantes de ese espacio, lo cual queda escenificado en la iniciativa consistente en la colocación de un cordel donde los vecinos cuelgan con pinzas de ropa papeles con sus propuestas de uso escritas en ellos. Un acto de habitar motivado y consciente. Un lugar habitado, por tanto vivo.
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Iniciativa: colgar notas con propuestas de uso |
Nos encontramos por tanto ante un caso donde la flexibilidad y variedad de modos de habitar se leen bajo la luz de una intencionalidad, una motivación. Un encuentro de lo modal con lo causal. Resulta interesante el pensar que la esencia del fenómeno que estamos estudiando, el habitar de lo público, se ve en este ejemplo como un acto consciente: el espacio público forma parte de nuestra vida, por tanto lo habitamos; en
El Campo de la Cebada, habitan ese espacio público para que forme parte de su vida.
Enlace de interés, la web de la asociación
El Campo de La Cebada:
http://elcampodecebada.org/
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