En muchas ocasiones, la cultura y la tradición afectan al
comportamiento autómata de los habitantes de un lugar. Es el caso de la forma en
la que los cafés de Francia habitan la
calle.
En contraposición a como es entendido este espacio en España, concebido
como lugar de terraza y destinado a la reunión de los individuos en torno a una
mesa, en Francia esta acción se vuelca
hacia la calle, disponiendo las sillas de manera que se entienda esta como una
zona de contemplación más que de mero escenario ajeno. Se le da la espalda al
café para divisar la calle.
La foto es del famoso Café de Flore del barrio de Saint
Germaine en París, escenario escogido por numerosos personajes públicos como lugar
de ocio, de charla, de trabajo, siempre en torno a la realidad de la calle.
José Antonio Portero Serrano
Jesús Rodriguez Palacios
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